Un atardecer, es todo y casi nada en lo que se traduce una experiencia en la que conforme va extinguiéndose la luz del día, más tonalidades adquiere el cielo y la humedad acumulada en forma de nubes.
Cielos que apasionan e invitan al ensueño. Colores que intrigan, sobrecogedores.
Cuando vayas al Oeste de la Península de Yucatán, olvida pasar por Celestún, sobre todo si está atardeciendo. Si no lo olvidas, entonces siéntate a contemplar el cúmulo de colores que pintan el cielo cuando el sol se llena de timidez y se despide. Serás testigo de uno de los atardeceres más coloridos en los que quedarás inmerso sin caer en la cuenta del paso de los minutos.
Es entonces cuando la luz te permitirá tomar unas cuantas imágenes de fantasía para que compartas con tus amigos y conocidos en las redes sociales y les de envidia de la buena por la oportunidad que te diste de contemplar uno de los espectáculos más bellos que ofrece la naturaleza, y de los que ofrece funciones a diario; con entrada gratuita, por cierto.
Y antes, busca, rebusca y encuentra cientos, miles de conchas, consérvalas como un tesoro. Llena una botella, una bolsa, un costal; y regálalas, compártelas, regálalas solo por el simple hecho de compartir un pedacito de este rincón peninsular.
¿Cuando ir? Si puedes el próximo fin de semana, ¡hazlo!
¡Va un saludo viajero!
BetoGracidaBlog 